Poemas para reflexionar

Enviados por Pablo Cerdá

ALMAS BUENAS
Andando por la vida hay misterios,
momentos de deleite por la magia,
momentos de tristeza por la muerte.
Encuentros profundos que no explicas
pero más fuertes por la incertidumbre
de no preverlos.

Andaba en el camino a una cita,
al encuentro de un nuevo conocido
cuya sensibilidad se ha despertado
por el texto de mi alma en una hoja.
Pero antes de llegar a mi objetivo,
el destino me detuvo implacable
¡con un golpe que sacudió mi cabeza!.

Entre sangre me inundaban los problemas
y la vida me invitaba a un retiro
para ponerle rumbo a las ideas.
Entendiendo que si permanezco vivo
es para saber que hay almas buenas
que sin preguntar qué rumbo tienes,
cuando te pierdes, muestran el camino.
Y si ven lo duro que has caído
estiran la mano para levantarte
desde el suelo sucio, ensangrentado,
carcomido y lleno de vidrios.

Almas buenas, ¡corazones infinitos!,
son motivos para permanecer vivos.

Pablo Cerda. 18-Diciembre-2004


CICLOS
Esta historia me parece conocida
me huele al incienso de sándalo
a fragancias que ya había probado,
a placeres que ya he sentido.
Lágrimas que hacían un río
lleno de peces envenenados,
maldecidos por tantos pecados
y tanta falsedad de la vida.

Mi maestro me lo había dicho,
“la vida es un examen muy largo”
una prueba a base de ciclos,
ciclos que comienzan y terminan,
pero si no los apruebas,
repiten y repiten en vicios
infinitos y por varias vidas
hasta que aprendes y los superas,
los comprendes y evolucionas
y pasas a la siguiente prueba.

Comienzas nuevos ciclos, más pruebas
no para llorar por las desgracias
o para exaltarte por alegrías,
sino para conservar la calma,
la paciencia y el sentimiento
de entender, para evolucionar
y así romper la repetición de los
ciclos.

Pablo Cerda. 15-Diciembre-2004

 

FRAGMENTOS

Un silencio profundo embarga el alma,
un eco trillado son mis lamentos.
Tu nombre va prendido a mi lengua,
tus besos cincelados a mi espalda.

Una sonrisa oscura aparento al mundo,
una mirada amarga, pura hipocresía,
la agonía de no tenerte en la almohada,
de pensarte tantas veces en mi olvido.

Y pasan los minutos como horas.
Tu voz tersa y caoba truena,
hace ecos en las paredes huecas
y penetra en pensamientos infinitos.

Y, así, regresas y regresas, jilguero,
contándome al oído tus recuerdos,
reliquias del amor y del tormento,
fragmentos de erupción y meteorito.

Pablo Cerda. 08-Julio-2005