INVÉNTATE TUS VACACIONES
He comenzado mis vacaciones ordenando libros, y mira por dónde me he dado de boca con un montón de ejemplares algo ajados, de edición antigua y, por tanto, con todo el aspecto de haber sido leídos varias veces durante años. Ha sido como un reencuentro entrañable: eran mis libros de juventud, aquellos que leí tumbada en la arena de una playa, o sobre la rama gruesa de un manzano, o bajo un pino mientras se movía la brisa que refrescaba los calores de un verano… Por entonces, la televisión no tenía ningún interés para los que éramos jóvenes, y un libro siempre venía cargado de aventuras e historias emocionantes. Los amigos nos prestábamos los que ya habíamos leído, porque entonces no disponíamos de tanto dinero para el ocio. Fuimos la generación del cine y los libros, y pienso que no nos fue mal. Porque con esos dos elementos, nos creábamos mundos maravillosos en donde no cabía el aburrimiento. Ahora tengo esos ejemplares delante de mí, marcados por la pátina del tiempo. Y me ha parecido una buena idea presentaros algunos de ellos; pudiera ser una buena sugerencia.
“La isla del tesoro” de R.L Stevenson fue una de mis primeras aventuras literarias: la posada del Almirante Benbow, el doctor Livesey, el capitán Smollet y, sobre todo John Silver, el famoso pirata… Y aquellas canciones: “¡Yuyuyu y la botella de ron!”. Solamente disfruté de esa manera cuando cayó en mis manos “Robinson Crusoe”, el náufrago que vivió 27 años en soledad tratando de sobrevivir de la manera más ingeniosa. Sólo a última hora le acompañaría Viernes, un indígena que, milagrosamente, se salva del menú de los caníbales.
Mi primera lectura de “Los viajes de Gulliver” tuvo lugar en la buhardilla de la casa de una vieja tía en donde encontré libros adaptados para niños; no sabéis qué bien lo pasé meciéndome en una vieja mecedora ya arrinconada y siguiendo a Gulliver en todos aquellos maravillosos viajes. Allí arriba encontré también “La vuelta al mundo en 80 días” y pronto quedé atrapada por aquella audaz apuesta que lanzó Phíleas Fogg a sus contertulios del Reform Club y que seguro todos vosotros conocéis. Os podría hablar de “Las aventuras de Ton Sawyer” y su amigo Huckleberry Finn, de “El libro de la selva” o algunas de las narraciones de Edgar Alan Poe con quien aprendí a pasar miedo, mucho miedo…
Chicos, inventaos unas trepidantes vacaciones mientras otros duermen la siesta o ven la aburrida televisión. Los libros están por todas partes, os ayudarán a comprender lo que significan las maravillosas aventuras. ¡¡Atreveos, caramba…!!
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